Los 10 mitos más extendidos sobre las vacunas

"Las vacunas no son necesarias, ya que las mejores condiciones de higiene y saneamiento de la población han hecho desaparecer las enfermedades"

Si bien las mejores condiciones de higiene, el lavado de manos y el agua potable contribuyen, sin duda, a proteger a las personas contra las enfermedades infecciosas, hay muchas de ellas que se pueden propagar independientemente del aseo que mantengamos.

Las enfermedades contra las que vacunamos volverían a aparecer si se interrumpieran los programas de vacunación e incluso solo con las bajadas de coberturas de las poblaciones, casos que hemos visto en la historia y que estamos viendo actualmente en Europa, por ejemplo, con el sarampión.

La vacunación conlleva algunos efectos secundarios nocivos y de largo plazo desconocidos, e incluso puede ser mortal.

Las vacunas son los preparados medicamentosos más seguros. Son muy seguras, de hecho, la seguridad es lo primero que se investiga y se estudia en los ensayos para su aprobación. La mayoría de las reacciones vacunales son generalmente leves y temporales (dolor, inflamación, fiebre prolongada, etc.). En el caso de trastornos de salud graves, que raramente se manifiestan, se suele hacer un seguimiento e investigación de ellos.

Es mucho más probable padecer un trastorno grave por la enfermedad prevenible de la vacunación que por la misma vacuna, e incluso la muerte por esa enfermedad.

"Las enfermedades que previenen las vacunas ya están casi erradicadas en mi país, por lo que no hay necesidad de vacunar"

Es cierto que las enfermedades inmunoprevenibles son actualmente poco comunes en muchos países, aunque los gérmenes causantes siguen circulando en otras partes del mundo. Debemos pensar y considerar que el mundo hoy en día está sumamente interconectado y estos agentes pueden atravesar las fronteras geográficas fácilmente e infectar a cualquier persona no protegida.

"Es mejor la inmunización por la enfermedad que por las vacunas"

Es totalmente falso. El precio de la inmunización por infección natural podría ser muchas veces muy elevado e inasumible. Por ejemplo, un retraso mental producido por Haemophilus Influenzae tipo B (Hib), o secuelas de amputaciones por enfermedad invasiva producida por meningococo o pneumococo, cáncer de hígado por virus de la hepatitis B o muerte por septicemia o sarampión.

"Las vacunas contienen mercurio, que es peligroso"

Durante mucho tiempo, en la fabricación o conservación de algunas vacunas se usó tiomersal (una sal orgánica que contiene etilmercurio) por sus propiedades antimicrobianas. Desde hace años, se ha ido reduciendo la cantidad de tiomersal utilizado o incluso se ha eliminado completamente, sustituyéndolo por otros compuestos. Hoy en día, prácticamente ninguna vacuna utiliza este compuesto. Además, no se ha podido demostrar que el tiomersal en las dosis usadas en las vacunas tenga ningún tipo de consecuencia negativa en la salud.

"Las vacunas causan autismo"

Se asoció durante un tiempo la vacuna Triple Vírica (sarampión, parotiditis y rubéola) con la aparición de autismo en niños tras la vacunación a través de un estudio de 1998. Dicho estudio contenía graves irregularidades, por lo que la publicación que lo divulgó lo retiró. Aun así, su divulgación creó temores en la población que dejó de inmunizar sobre dicha vacuna y, al bajar las coberturas, hemos padecido desde entonces continuos brotes de estas enfermedades.

No existen pruebas científicas de una relación entre esa vacuna y el autismo, trastornos autistas o trastornos neuróticos.

"Las enfermedades de la infancia prevenibles mediante vacunación son algo inevitable en la vida"

Las enfermedades no tienen por qué ser algo inevitable; tampoco sus posibles efectos secundarios, secuelas e incluso cuadros mucho más graves que se evitarían al no tener que padecerlas. Los niños no vacunados contra las enfermedades prevenibles quedan innecesariamente vulnerables a ellas y sus posibles reacciones.

"La gripe es solo una molestia y la vacuna no es muy eficaz"

La gripe es mucho más que una simple molestia. Es una de las enfermedades más graves y que cada año provoca entre 300.000 y 500.000 muertes en el mundo. La vacunación es la mejor manera de reducir las posibilidades de contraer una gripe grave y de contagiar a otras personas (que muchas veces, por distintas circunstancias, no se pueden vacunar).

Además, evitar la gripe significa evitar gastos de atención sanitaria adicionales y pérdida de ingresos por los días de trabajo o escuela perdidos.

"La administración simultánea de muchas vacunas puede aumentar en el niño el riesgo de efectos secundarios nocivos y, a su vez sobrecargar, el sistema inmunitario"

El niño está expuesto a muchísimos más antígenos como consecuencia de cualquier situación habitual en su vida (ingestión de alimentos, resfriado, faringitis…) que por la administración de vacunas. Está demostrado científicamente que la administración simultánea de varias vacunas no conlleva ningún efecto secundario sobre el sistema inmunitario del niño.

Las principales ventajas de administrar simultáneamente varias vacunas son que requieren menos consultas ambulatorias, ahorra tiempo, dinero y hace que se completen mejor los calendarios vacunales, sin contar por supuesto que el uso de vacunas combinadas, disminuye el número de inyecciones.

"La vacuna combinada de difteria, tétanos, tosferina y polio puede provocar el síndrome de muerte súbita en el lactante (SIDS)"

Estamos hablando en este caso de casualidad y no causalidad, que es muy distinto. El SIDS se produce en los primeros meses de vida del mismo, que coincide además con el periodo de inicio de vacunación, luego coinciden en tiempo. Esas muertes se hubieran dado igualmente sin vacunas. No existe relación entre la administración de vacunas y la muerte súbita, está probado científicamente.

Tenemos que recordar que la administración de estas vacunas a esas edades es muy importante, porque estas cuatro enfermedades pueden ser mortales y el recién nacido no vacunado corre grave riesgo de defunción y discapacidad grave.